Para todos los adolescentes, el cambio de la secundaria a la escuela preparatoria puede ser difícil. En particular, si su hijo se está preparando para esta nueva etapa, la sociabilidad y las actividades extraescolares se vuelven cada vez más cruciales a medida que aumentan las exigencias académicas.
Algunas de esas exigencias pueden resultar especialmente difíciles para los jóvenes que tienen dificultades de aprendizaje y de atención. A continuación, se enumeran las dificultades que deben superar los estudiantes de bachillerato.
Una escuela más grande y muchos grupos de edad
La transición a un nuevo entorno de aprendizaje supone un reto para los alumnos de preparatoria. A menudo, el centro es más grande y tiene más alumnos que un centro de secundaria. Aunque su hijo se haya acostumbrado a pasar de una clase a otra en secundaria, puede que le resulte difícil hacerlo en un centro educativo más grande.
Tendrá que visitar los lockers para recoger sus útiles, además de controlar el tiempo y saber cuál es el mejor camino entre las aulas. Además, los cambios diarios de horario son una práctica habitual en los institutos. Para los adolescentes con problemas de la función ejecutiva o trastornos del procesamiento sensorial, este tipo de planificación puede resultar abrumador.
Capacidad para estudiar y gestionar el tiempo
Otro reto en el instituto puede ser mantener la organización necesaria para hacerlo todo. Los problemas con la gestión del tiempo pueden deberse a diversos trastornos del aprendizaje y de la atención. Pero puede ayudarle a su hijo a desarrollar habilidades de gestión de tareas y organización.
Para los adolescentes a los que les cuesta tomar apuntes, las tareas escolares pueden ser un reto. Es posible que no sepan qué anotar o que no sean capaces de hacerlo mientras el profesor explica la lección. Tanto las técnicas específicas para tomar apuntes como las aplicaciones para hacerlo pueden ser útiles.
Su hijo necesita unos buenos hábitos de estudio, ya que tendrá más deberes y exámenes. El mismo día podría tener que entregar tareas de otros temas. Pero puede ayudarlo dividiendo sus deberes en trozos más pequeños y fáciles de manejar. También puede buscar aplicaciones que le ayuden a organizarse o enseñarle a utilizar una agenda diaria.
Compaginar la vida y los estudios
Tener un trabajo o participar en actividades extraescolares puede hacer mucho más difícil seguir el ritmo, sobre todo si su hijo tiene problemas de funcionamiento ejecutivo.
Ambos sirven para hacer nuevas amistades. Ayudan a su hijo a descubrir sus intereses y a encontrar actividades que le gusten. Sin embargo, su empleo y sus aficiones pueden dificultarle el resto porque requieren tiempo. También sirven de excusa a algunos jóvenes para posponer la realización de tareas escolares exigentes.
Hable con su hijo de cómo compaginar el trabajo y la escuela. En caso de que sea demasiado para él, podría plantearse el voluntariado. Además, puede empezar a desarrollar habilidades de preparación para el trabajo en casa si no está seguro de si está preparado para el empleo.